Norseman 2016: "Stairway to heaven"

10.08.2016 22:49

 

“Dear lady, can you hear the wind blow

  And did you know

  Your stairway lies on the whispering wind

  And as we wind on down the road

  Our shadows taller than our souls”….

Led Zeppelin

La noche del 9 de noviembre de 2015, miro obsesivamente mi correo una y otra vez, …nada. Era lógico, solo tenía un 7% de posibilidades de ser seleccionado en la lotería de pirados del Norseman 2016. Ante la falta de respuesta escribo a la organización, .. sin respuesta. Miro desde mi balcón como se desvanecen en el mar mis ilusiones de saltar del ferri en Eidfjord. Una línea negra en mi bandeja de entrada aparece en el reojo de mi campo visual y me rescata de mi frustración,.. me abalanzo a abrirlo:

“Dear Carlos, go out and train, you have a slot in Nxtri 2016”…

Una explosión de felicidad contrae mis puños y me abre el pecho en canal hasta mi garganta para liberar un “Siii!!!!!!!!!..”. Vuelvo a mirar al mar lleno de ilusión, una gran fuerza interior me inunda, estaba a nueve meses de cumplir mi gran sueño, medirme al Norseman, “ the ultimate triathlon in the fucking earth planet”.

Cuenta la mitología escandinava que Odín, dios de la guerra, la caza, la victoria y la muerte, furioso ante la decadencia de la era Vikinga, decidió construir su trono y altar en lo más alto e inaccesible de la montaña más alta de Noruega para recluirse en ella. Desde hace 14 años, y en complicidad con su valquiria local, se organiza una cacería salvaje, despiadada, donde se conducen a las presas de Oeste a Este desde las profundidades del gélido Eidfjord hasta lo alto del mítico Gaustatoppen. Las bestias son sometidas a todo tipo sufrimientos físicos, mentales y emocionales, incluso se les invita a devorarse entre ellas, porque solo a las primeras 160 criaturas que alcancen el altar de Odín, se les perdonará la vida, pero a cambio serán estigmatizadas con una camiseta negra que cubrirá sus maltrechas almas para siempre, a esta macabra cacería la denominan Norseman.

Empiezo de inmediato mi preparación, intento documentarme con videos,  relatos y consejos de finishers de ediciones anteriores. Estaba claro, aquí no se apunta cualquiera, has de estar muy fuerte, muy chalado y muy seguro de ti mismo. No se trataba solo de acabar la prueba, había que competir a muerte contra los mejores. Debía colarme y pasar desapercibido entre las huestes vikingas, no bastaba con dejarme barba y teñirme de rubio. Para sobrevivir deberías tener por lo menos un swim en IM < 60 min, un tiempo de IM plano < 9h30min, en bici ser un gran rodador y escalador, tener un gran soporte externo y muchísima cabeza y control emocional. Salvo lo de la cabeza y muchas ganas, me faltaba todo!!. Debía someterme, por tanto, a una progresiva e irreversible metamorfosis, vamos.. un “extreme makeover” físico y emocional, para convertirme en un kiwi del Mercadona: duro por fuera y duro por dentro. Le pido a mi entrenador y amigo Santi Pellejero que obre y programe mi transformación de triatleta con chancletas de St Pol a guerrero vikingo. El plan era incrementar volumen, intensidad, desnivel, frio y altura de forma progresiva. Para no quemarme antes de tiempo, comenzaría mi “viaje sin billete de retorno” cerca de las costas de la Antártida con el IM de Sudáfrica a medio gas (60%) en Mayo, pasando por el IM de Niza al 80% en Junio y estar al 100% de concentración, fuerza y motivación para el Norseman en Agosto, a orillas del Polo Norte.

Además, me vi obligado a incorporar a mi vida cotidiana las extremas y cambiantes condiciones climatológicas del “verano Noruego”, sobre todo a convivir con el frio. Largos y solitarios entrenos de swim de mar en invierno, en un intento poco ortodoxo de elevar mi umbral a la hipotermia durante mi persecución de la salida del sol al noreste de la Rocagrossa. Tras los minutos iniciales de dolor y acartonamiento en cara y manos al nadar por debajo de 13 grados, mi cuerpo finalmente se rendía a la transferencia térmica (coqueteando con la hipotermia) para adentrarme en un entorno marino tan cristalino como inerte, salpicado eventualmente por algunas medusas inmóviles. Para entonces mi incipiente escamosa piel no era capaz de protegerme del frio ambiental al salir del mar, tiritando compulsivamente en el portal de casa incapaz de abrir la puerta victima del temblor. “Calma, calma..” me repetía una y otra vez hasta introducir la llave. El ritual se continuaba con dos duchas frías diarias, al principio gritaba en la ducha -me dolían hasta los huesos- luego deje de temblar y ya hace meses que no sé lo que es el agua caliente.

Llega la primavera y con ella el primer test en mi particular “long road to Nxtri”, el IM Sudafrica en Port Elizabeth. Un viaje inolvidable con Kiki y “els nens” (Joan Gras i “els bessons” Marc & Marc) que buscaban el slot a Hawai y el wifi gratis entre la charca donde bebe pumba y el estanque donde caga el xai fastigós. El Indico, el único mar que me faltaba por nadar, resulto ser una gran sopa caliente en la que te obligaban a nadar con neopreno para evitar los tropezones de las minúsculas medusas bluebottles. Una bici mágica en un paraíso tropical seguido de un run bajo un sol africano infernal. A pesar de ir controlando en todos los segmentos noto que el traje de vikingo aun me va muy grande, pero convencido de poder controlar mi propio Minecraft físico y motivacional hacia el Nxtri. Tras una semanita de descanso, Santi decide apretarme las tuercas, con subida de volumen, intensidad y desnivel. Perdido en largas tiradas de bici por el Montseny, T1 de swim mar y subidas els Fonts del Montnegre que se hacían cada vez más habituales, así como T2 con ritmos RM2-RF en el run. Disfrutaba y cumplía a rajatabla unos entrenamientos artesanalmente diseñados para mi, como un traje hecho medida, Santi adaptaba los entrenos a mi calendario de viajes y guardias, me sentía un privilegiado de tener un entrenador que me conociera tanto. Seis semanas más tarde ya se hacían patentes los primeros signos de mi metamorfosis.  Dos meses tras el IM de SA, cogemos el coche y marchamos “de escapada de fin de semana” al IM de Niza. Noche previa tormentosa y febril por una pielonefritis que Kiki ocultaba en silencio. En la línea de salida, me coloco delante, observo con sorpresa de que ya no estoy tan delgado, tengo mechas rubias en el pelo y la barba más larga y tupida, pero lo más importante me siento capaz de competir con los mejores. La consigna era salir a un 80% con una bici exigente y correr a 4:45 los primeros 25km de la maratón. Me sale clavado!!...Llevado en volandas por la sonrisa de una Kiki que deslumbraba febril entre la multitud. 10:36 (Swim a 1.02, bike a 5:49 y run 3:31) con sensación de haber reservado. Recojo a Sam, que ha heredado la determinación de Mónica y la furia de Jenny, y volvemos de un tirón conduciendo de vuelta a St. Pol.

He acabado los muros y solo queda lo más delicado, el techo del Minecraft. Nuevamente, una semanita de descanso activo y a por el último escalón de mi “building up to Norseman”. Ya tenia más volumen que 500 kg de espuma, por lo que según Santi había que centrarse en la fuerza, el desnivel y sobre todo la altura. Fartlek de swim de mar, series en piscina, T1 con series x3 en les Fonts del Montnegre, series de bici seguidos de T2 a 4:00, salidas en bici solitarias de 4 -5 horas al Montseny siempre manteniéndome por encima de 1200 mt. Habían días que flirteaba con un sobre entrenamiento que nunca llego. Sesiones dobles mensuales de fisio, en la que contaba mis pecados a Sergio -Hannibal- Valiña a cambio de infringirme un gran dolor muscular, evitaron lesiones y dejaron mi cuerpo a punto para las exigencias del Míster. One month to go!!...Marchamos a Les Angles, a ver si el Yeti nos da algunas claves de “como entrarle” a su primo Odín. Los largos entrenamientos por encima de 1800-2000mt, amplificaban aún más mi capacidad pulmonar y resistencia, Sam parecía conocer de antemano los puertos del Altriman , y nos perdíamos entre la lluvia, el frio y la niebla, todo un aperitivo de lo que encontraríamos en tierras escandinavas. En el Lac Matemale me esperaba Kiki para hacer juntos la T2 desafiando las rampas del Altriman. Two weeks to go!!.. vuelvo a Les Angles, esta vez solo, para rodar a 6 grados por el bucle grande del Altriman (146km), el Yeti no me ha perdonado aquello de cortarle la cabeza y me suelta unas ráfagas de viento brutales en la bajada de Palhieres, pero al final hacemos las paces. Me ayuda a ponerme el traje de vikingo “que me queda que ni pintao”, su abrazo final me infunde una gran confianza y me susurra al oído ..”dile a Odín que me debe pasta..”. Al día siguiente, marcho a Andorra, trial run en Ordino y 2000 m de swim a 10 grados a 2300 mt de altura en el embalse de Tristaina. Mi reencuentro con el frio no podía ser más intenso, me sentía cómodo – la barba de vikingo parece protegerme del frio- nadando a ritmo al lado de un impresionante glaciar. Salgo del agua ante el asombro de los domingueros, miro hacia el Norte y por primera vez pienso… estoy preparado, lo conseguiré!

Uno de los aspectos más difíciles del Norseman es la logística. El Nxtri es una cursa en plan IKEA, te lo montas todo tu mismo. Es una “point-to-point race” por lo que tienes que alquilar un coche para que te de apoyo tu “support crew”. Se recomienda como mínimo un support crew por participante que te apoyaran en los avituallamientos durante los Km 25 al 150 de la bici, y durante el run, solo te pueden acompañar a partir del Km 25. Es un autentico trabajo en equipo que se ha de preparar meticulosamente. Durante las 2 semanas previas Kiki y yo repasamos una y otra vez el circuito de bike y run, determinando los puntos posibles de avituallamiento, …que si aquí un gel, …bidón iso, ..que no que mejor bidón cola, gominolas de cola…no,no mejor de las normales, que si chubasquero, que si guantes gruesos, que no..que no..mejor los delgados…y los platanos?...sales o BCCAs? ..que si botiquín… Determinamos 2 puntos de parada obligada en la bici: Dyranut Km 34 al salir del fiordo y Geilo Km 90 antes de la cadena de 4 puertos. Teníamos un plan A, B y C para cada situación, aunque finalmente casi siempre llevamos a cabo  el plan D.

One week to go!!!... Como un niño pequeño contaba los días que faltaban para mi ansiado salto en Eidfjord, para vivir todo aquello que había soñado e imaginado en interminables horas de entreno. Me imaginaba, en especial, subiendo los últimos peldaños de la cima de Gaustatoppen que tantas veces había reproducido en uTube. Sigo día a día en Windguru (nunca falla) y otras webs el tiempo, temperatura del agua y estado de la marea que tendremos durante la cursa: Odín se frotaba las manos y nos estaba preparando un festín meteorológico, una cursa “Extrem total”!!: Temp del agua: 13,4 grados, marea alta hacia las 5am dirección mar (nadaremos a contracorriente), Temp ambiente 8 grados y lluvia intensa con viento del NNE en Eidfjord (T1), que bajara a 4-5 grados en Dyranut (km34 bici) viento N ( de través a la bici) a 30-32km/h racheado, que rolaría hacia el NE en Geilo (KM 90 bici) los últimos puertos los subiríamos con viento en contra). Y de postre , en Autsbydge (Km 180)…lluvia, viento N, …., …Nice forecast!

Emotiva despedida de swim con Els Matiners, necesitaba un gran abrazo de todos ellos, les prometo darlo todo y volver con la black T-shirt para nuestras vitrinas. Me conmovía la actitud de Kiki ante la aventura que estábamos a punto de emprender. Estaba tan o más concentrada que yo, en tenerlo todo a punto hasta el más mínimo detalle, no quería fallar: toda una muestra de cariño y compromiso. Llamada de Santi y últimos consejos antes del combate, me infunde mucho ánimo, he llegado en un momento óptimo de forma física y mental, emocionalmente estoy pletórico! Tengo la sensación de estar a punto de vivir uno de aquellos momentos únicos en tu vida, el Norseman es “ a once in a lifetime experience” y estaba dispuesto a vivirlo intensamente.

Jueves 4 de Agosto, tras 3 horas de vuelo (con wifi) aterrizamos en Oslo, Sam apareció una hora más tarde. Alquilamos un volvo V60 y nos dirigimos, deshaciendo el recorrido de la bici, hacia Eidfijord. La intención era identificar los potenciales puntos de avituallamiento donde Kiki me esperaría, pero la lluvia, niebla y el tráfico nos hizo desistir. Alguien debería  explicar a los noruegos el concepto de plano, el único tramo ¨plano¨ de la bici eran en realidad una cadena de toboganes enormes, eso sí , muy técnicos y se había de aprovechar. Reventados tras 6 horas de conducción llegamos a medianoche a nuestro hotel a 50 km de Eidfjord. Una casita del 1784 con mobiliario de la época…y , como no, de IKEA. Por suerte, nos abrieron la puerta y a sobar.

Viernes 5 de Agosto. Salto de la cama para montar a Sam e hinchar el par de ruedas extras que me había dejado Joan Gras… just in case! ( Gracias tio!, Sam estaba perfecta!!) coincidimos en el hotelito con un Australiano y un Sueco, ambos estaban supernerviosos, como la mayoría de los no noruegos era nuestra primera y, muy probablemente, única vez de competir en el Nxtri.

Nos dirigimos a Eidfijord al swim party,  el agua estaba perfecta “como St Pol en febrero”..tras 600 metros a 13,3 grados decido que los peucos son absolutamente necesarios. El ambiente era inmejorable, sencillo y glamuroso a la vez, sin llegar en ningún momento a ser pedante ni elitista, a pesar de que la mayoría de los que estaban allí, eran triatletas con mucha experiencia, con muchos IMs a la espalda. La organización perfecta, sencilla y eficaz, sin chorradas, sin publicidad, lo justo de merchandising y una mini expo donde me hicieron un masaje quiropráctico extraordinario!!!. Por la tarde, emotivo briefing con violinista folclórico incluido, 250 triatletas de 35 países y parecía que nos conocíamos de siempre. Percibo que realmente hay un nivelón y que la batalla por entrar dentro de los 160 primeros será muy dura, tendré que salir a tope sin regalar un solo minuto, sin ceder un solo metro. Cenamos prontísimo, regresamos al hotel preparamos bolsas de T1 y T2  repasamos por enésima vez la estrategia y avituallamientos, y a las 20:00 a la cama. Fuera llovía torrencialmente, los dioses escandinavos anunciaban la llegada del Norseman, cierro los ojos intentando convencerme inútilmente de que tengo sueño, me entretengo pensando en la forma en la que saltaré del ferri. Miro al techo y sonrío, en unas horas me despertaré dentro de mi gran sueño.

Sábado 6 de Agosto, 01:45. Como casi siempre me despierto 5 min antes que el despertador. Zafarrancho de combate, recibo dos mensajes de voz de mis hijos Marc y Mireia que me emocionan, siempre los llevo dentro de mí. Desayunamos a la vez que cargamos el coche, bici incluida, que está a petar!. Estamos a 30 min de Eidfjord y el check in de la bici empieza a las 3:00. Intercambiamos mil sonrisas durante el camino, Kiki me coge de la mano: “Ja h´arribat el gran día, tot surtirá molt bé”. El ferri ya esperaba amarrado en Eidfjord, arrinconado por un mar furioso por efecto del viento del nordeste. Llegamos me enfundo el neopreno y los peucos, cojo la mano de Kiki y a la T1. Bike park sencillo, consistente en cajas de madera donde encajas la rueda delantera y metes tus cosas, justo en frente del ferri que esperaba con los motores en marcha. Compruebo las marchas del electrónico de Sam, le acaricio la barra del cuadro y en eso me hace un guiño y parece decirme “Confía en mí, no te fallaré”. Kiki me acompaña hasta la misma escalinata de entrada del ferri, un gigantesco bloque de hielo con botellas de agua te anuncia que a partir de aquí pasarás de todo menos calor. Nos damos un largo abrazo “ Molta sort!!”. Cruzo la puerta del ferri y me sumerjo en otra dimensión, donde reina la tensión, el nerviosismo, la irritabilidad y el miedo. Intento buscar un sitio entre la gigantesca telaraña de miradas perdidas y caras de espanto. Me siento al lado de la ganadora del Celtman del año pasado, que conocimos con Kiki el día anterior y hablamos brevemente, como no, de la temperatura del agua. Parte el ferri y un incomodo silencio se apodera de la nave, El capitán anuncia: “ One hour to jump off the Ferri”, se inicia un concierto mudo de resoplidos y gesticulaciones cefálicas, la tensión es brutal. “15 min to jump Off”..todos nos ponemos en pie en la gigantesca bañera de descarga del barco, la tensión es máxima. Me coloco el casco de neopreno, el gorro amarillo y las gafas antes que nos duchen con una manguera con el agua fría extraída del mar para adaptarnos y evitar un shock térmico al saltar. Parecíamos una manada de pingüinos revoloteando a punto de saltar de un iceberg. En eso veo a Gonzalo, un tio entrañable de Galicia, una nota de serenidad dentro del caos emocional del momento. Me enseña su Go Pro enganchada a la pierna y me dice: “a mí me da igual todo, yo he venido a pasarme lo de puta madre”.

04.45 am, aún es noche cerrada. Se abre la gigantesca compuerta posterior del Leviatan de acero, dispuesta a expulsarnos a las oscuras y hostiles aguas del fiordo. Me coloco en medio del rebaño y decido saltar hacia estribor. Estoy a dos pasos del borde, no estaba nervioso, me sentía feliz!, había recreado en mi mente miles de veces este momento, pero en esta ocasión, era real!. Salto hacia adelante “de palillo” cogiéndome las gafas con una mano..Uhhhuuuhhhh…...Dos segundos y cinco metros abajo después….Splassssshhhh…abro los ojos en medio de un bombardeo subacuático de gente, me apresuro en salir a la superficie para evitar que aterricen sobre mi y empiezo nadar hacia los cayacs que nos esperan a 150 metros. Odín y los suyos ya estaban sirviendo la mesa para su festín. El agua estaba fría, según el termostato en el que se ha convertido mi rostro.. a unos 13 grados ( poco si pretendes nadar 3,8 km). Su sabor es dulce y de color verde petróleo. El aspecto del fiordo es imponente y sobrecogedor, las gigantescas montañas que lo rodean se clavan en un cielo oscuro y amenazador cargado de cumulonimbos, configurando un gigantesco cilindro negro con las lejanas luces del poblado de Eidfjord como única referencia. De lo más alto se exprimían enormes cascadas del deshielo de los glaciares en su intento, con éxito, de reducir la temperatura y salinidad de las aguas del mar del Norte que se adentran tímidamente en el fiordo. Nos colocamos muy juntos en tres líneas paralelas detrás de los cayacs esperando la señal de salida. El mar está muy movido con olas que vienen del nordeste y tienden a derivarnos hacia la costa de estribor. Mi estrategia inicial era nadar lo más cerca de la costa para minimizar el impacto de la marea en contra que es mayor en el centro del fiordo, pero decido cambiarla y alejarme de ella para no acabar contra las rocas por las corrientes y el oleaje. Se aleja el ferri y nos despide con un ..BUUUOOOO!!!...Los cayaquistas levantan sus palas: SALIDA!!...Me veo rápidamente envuelto en un vendaval de hostias por buscar una posición.. y mira que le fiordo es enorme y solo somos 250!!, empiezo a nadar a ritmo, en diagonal, alejándome de la costa y pronto voy adelantando gente. Me concentro en mi técnica, deslizando y empujando fuerte al final de la remada. Aprieto un poco más, dos tíos me siguen muy de cerca. Veo a estribor como las olas y la corriente acorralaban a la gente contra la rocosa costa del fiordo, “no navegues nunca con la costa a sotavento”…es de primero náutica!!. Odín estaba intentado intimidar al rebaño a las primeras de cambio. Seguía manteniendo un ritmo de crucero, ya hace un rato que la cara me había dejado de doler y ya podía mover mejor los meñiques. No debía forzar más, sabía que antes de llegar a lo boya amarilla de giro a la izquierda ( a 500 metros de la T1), caería mucho la temperatura del agua lo que junto con el cansancio afectaría mi ritmo. Me encuentro muy cómodo nadando, disfrutando de la visión de las montañas coronadas por glaciares, mis muestras de placer parecen haber despertado a Balder, hijo de Odín, de su oscuro sueño. Noto como progresivamente intenta ahorcarme con la cinta de neopreno del casco, pero no pienso parar, intento abstraerme pensando en mi hija Valentina saltando en el sofá, y doy grandes bocanadas de aire para evitar el agobio. Levanto la cabeza y veo la boya amarilla, doy alcance a un grupo de nadadores que seguro que están sufriendo el efecto de la notoria bajada térmica, me tele transporto al embalse de Tristaina durante mis entrenamientos, donde el agua estaba aún más fría, y encuentro la paz. Ya hacía un rato que Balder había desistido en sus intentos por liquidarme. Adelanto al grupo antes del giro de la boya amarilla, solo quedaban 500m!!.. Pero paradójicamente siento pena y nostalgia, pienso “se acaba la natación de mi Norseman” aquello por lo que tanto había entrenado y preparado. Ya no sentía frio y me sentía con fuerzas para apretar y adelantar a 3 nadadores más antes de aproximarme al muelle donde la gente te espera entre gritos y aplausos. Tenía la sensación de haber hecho un swim brutal, el mejor que recordaba, era consciente de que me saldrían unos 15 minutos más del lo normal por el efecto del la marea en contra, la corriente y el frio. Último giro a la derecha a 50 m esta la playa donde te esperan voluntarios para ayudarte a salir, aprieto un poco más aunque esta vez las algas me impiden avanzar más rápido. 1h 13 min…“Well done mate” me dice el voluntario después de gritar mi número en noruego. Entro en la T1 donde me esperaba Kiki y un bike park bastante lleno.. subidón!!... Voy aceleradísimo, estamos compitiendo, jugándonos la vida y las transiciones cuentan. Kiki me monta una sillita, me seca la espalda y me ayuda a quitarme el neopreno y peucos. Como si me persiguiera la muerte, me calzo calcetines, zapas de bici y puntera de neopreno, sobre el mono aun mojado me pongo el chaleco térmico y sobre él uno reflectante mientras kiki me enfunda los manguitos, encendemos luces de Sam, casco, dorsal y toda hostia saliendo de la T1, todo en 3.56!!.. (Olé KIKi y gracias por entender mis caóticas indicaciones).

Empieza la bici, uno de los segmentos más espectaculares, exigentes y extremos del Norseman. Nada más salir del agua te esperan 9 km relativamente planos en los que bordeas el rio para interiorizarte en el primero de una larga cadena de túneles sin iluminación. Aprovecho para comer y noto que los botones de mi Gamín no van, no tengo referencias ni de mi tiempo ni de mi posición en la carrera, lo que me cabrea. Había asumido que como es habitual al principio de la bici me pasaría la típica jauría de “malos nadadores/buenos rodadores”, me había concienciado para no hacer cuentas de cuanta gente me adelantaba en la subida, pero era inevitable, era parte del juego psicológico al que te someten los putos dioses vikingos y que es la esencia del Nxtri. Llego al Km 9 y solo me ha adelantado uno, me digo “seguro el pelotón estará al caer”. Empieza un larguísimo puerto de 25 km con una media del 8% y rampas del 17%, en el que hay que atravesar unos 8 km de gélidos túneles sin iluminación. Buenas sensaciones, adelanto a 2 en menos de un Km (suma aritmética= -1). Me adelanta Kiki con el Volvo e intercambiamos sonrisas, voy bien, me siento fuerte y no pienso reservar por tratarse de un subida larga. Doy alcance a 3 de una tacada (-4), entro en un túnel larguísimo (3-4 km) tristemente iluminado por esporádicas antorchas en el pavimento. Sam me dice “ room, room..” y le respondo “ si, si esto es la hostia..” La temperatura en el interior del túnel había bajado de golpe, un preludio de lo que nos espera. Voy acoplado en subida entreteniéndome observando el vaho de mi aliento atravesando la luz delantera de Sam. Levanto la cabeza, miro hacia atrás donde aparecen 2 luces a lo lejos. Aprieto un poco más pero me dan caza a la salida del largo túnel (-2). KM 14. Entramos en el segmento más duro de la subida con rampas del 16-17%, su desnivel evocaba la segunda parte de la subida els Fonts del Montnegre. “Vaaa..!! Carlos esto ya los conoces!!”, es un continuo entrar y salir a un carril bici desde la carretera. Me alcanza un tal Franz (-1) con el que comentamos la dureza del swin. Atravieso otro gélido túnel (1,5Km) y al salir me recibe un autentico paraíso nórdico, un paisaje de una belleza única, rodábamos por una carretera muy estrecha en medio de un edén, entre dos colosos montañosos, lo que aminoraba la dureza de la subida. Miro hacia el cielo… y empieza a llover..-joder no haber mirado!!- entro en el último túnel (Vorinfossen Km 25) tras él ya está permitido el avituallamiento, le entrego mi chaleco reflectante a Kiki y aprieto. Solo quedan 10 km de subida al 7% para llegar a la meseta de Hardangervidda. A medida que vamos subiendo aparece una tenue niebla, que se va haciendo más y más espesa, la visibilidad se va reduciendo al mismo ritmo en que se desploma la temperatura. La visibilidad es de 4-5 metros…brutal! Veo que adelanto a uno cuando lo tengo prácticamente delante (0). Empiezo a preocuparme si podré ver a Kiki en el punto de parada acordado del Km 34 (Dyranut). De pura potra la veo en el arcén del Km 30 y me hace señales para que pare (suerte de que Sam viste de un rojo muy discreto), me dá un bidón de cola, chubasquero y guantes gruesos, la organización le ha enviado un sms que por mal tiempo debemos volver a ponernos el puto chaleco reflectante, que con el viento que empieza a soplar me cuesta mogollón ponérmelo. En esta parada pierdo 4 posiciones (+4). Km 34, Dyranut, a medida que vamos emergiendo del fiordo a borbotones, coronamos la inhóspita meseta de Hardangervidda (1800 mt) el altiplano más alto de Europa, donde reina Thor, hijo mayor de Odín, que nos recibe con ráfagas de su gélido aliento del Nordeste, el cual multiplica el efecto del frio y la velocidad de las gotas de lluvia que ahora golpeaban esquizofrénicamente el visor de mi casco y se clavaban como agujas en mis piernas. El viento nos viene de través, me acoplo con energía para mantener la dirección. Es un autentico infierno polar, el verdadero frio no estaba en el agua del fiordo se lo habían guardado los despiadados dioses vikingos, 1800 metros más arriba, para rociárnoslo con furia. El ruido sibilante del viento en el interior del casco me recordaba a una turbina, en que podía oír de fondo como Thor se descojonaba de nosotros. Llueve a lo bestia (de través) y noto mucho frio en las manos, rodillas, pero sobre todo en los pies.. no siento los últimos dos dedos!!..Mi mandíbula no deja de temblar de forma grotesca. Me repito una y otra vez: “calma, calma…” (Como cuando temblaba en el portal de mi casa) “ todo pasa, y esto también pasará”. Fuerzo la  aerodinámica y me acoplo al máximo como Sam y yo sabemos hacerlo. Ahhhhh!!!... suelto un grito de rabia e incremento ritmo y cadencia para generar más calor…funciona!!!. Km 50. Se incrementan las rachas de viento y la lluvia, pero se va disipando la niebla, que deja traslucir un paisaje fantasmagórico y fascinante a la vez. Miles de pequeños lagos rodean una carretera serpiginosa, único rastro de vida humana, intercalado con zonas nevadas y glaciares que visten las pequeñas y lejanas colinas. La hierba baja y seca es abatida violentamente por el viento polar. Km 60, la carretera gira hacia el sudeste, en otras palabras: viento a favor!! Me quito los ya inútiles guantes mojados, me muerdo el labio inferior y murmuro “ Venga Carlos!!.. Let´s fly!!”. No para de llover, aun la visibilidad es escasa, pero me guio por la línea discontinua de la calzada. Voy rapidísimo!, estoy como poseído por el espíritu de todos los guerreros vikingos juntos. Me meto un gel , un chuche de coca-cola en un carrillo y un trozo de flapjack en el otro.. y empiezo a volar!.. Km 70 en lo alto de un repecho de entre la niebla diviso un coche aparcado con la senyera en el parabrisas posterior, fuera del coche una silueta delgada con una enorme sonrisa en la cara y dos bidones en las manos que se acerca hacia mí. Es una de las “50 copias de Kiki” que se multiplicaba para hacer la función que en otro equipos la hacían 3 y hasta 4 personas.. increíble!.. Sobre la marcha, ella corriendo en paralelo a mí, intercambiamos bidones, geles y sonrisas… “Vas mooolt bé”!!. Km 75. Voy muy rápido, no tengo ni idea en qué posición voy ni qué tiempo de bici llevo. Hace mucho rato que no me adelanta nadie, ni yo tampoco (+4). Atravieso una zona de toboganes enormes, muy técnicos, que acoplado y con el electrónico se suben de maravilla. Ha escampado la niebla pero el viento y la lluvia arrecian. Adelanto a dos (+2) que me adelantan poco después (+4). Los coches de support de otros equipos te empapan al adelantarte, veo que son siempre los mismos coches, así que debo estar manteniendo una posición muy estable. Tengo los pies congelados y no noto los dedos de ambos pies y he de cuidarlos para la maratón. No pienso parar para cambiarme y perder puestos, así que decido aprovechar los recursos, a menudo infrautilizados, que la naturaleza nos proporciona para darnos calor… así que me meo encima…buaaahh!.. Que maravilla!..noto como el úrico elemento recorre hacia abajo mis piernas hasta llegar a mis pies, con un efecto balsámico inmediato sobre mis dedos, que de repente recuperan su movilidad. Km 90, Geilo, en teoría punto de parada obligada, pero no veo a Kiki ( había ido a comprar platanos!) así que sigo. Aquí se inicia una cadena de 4 puertos al 7-8% con el último de ellos (el temido Imimgfjell) con rampas del 14%. Aún así estaba loco por cogerlos para poder entrar en calor. En la subida del primer puerto adelanto a un ingles (+3) que lleva una pájara estratosférica y le pregunto por su tiempo de bici, me contesta. “3h21 min”… Joder!! Eran casi 40 min menos de lo que yo había estimado en este punto. Corono el primer puerto, veo a Kiki, que corriendo me mete 1 pastilla de sales y otra de BCCAs en la boca, me pasa un bidón de iso y geles.. y un trozo de plátano. Me encuentro fenomenal, pero me empieza a pasar por la cabeza el temor de no haber apretado demasiado y tener que pagarlo después… pero reacciono: “Que coño!.. estamos compitiendo, además no tienes ni idea de la posición en la que estas!”. Km 110 bajo rapidísimo hasta llegar a Dagali donde empieza el segundo puerto (5km a 8%) durante la subida me adelanta uno (+4), que tras recibir su avituallamiento le pregunto a su supporter: “ Do you know his position in the race?’”.. me contesta “ He is 42th”… “Whaaattt?”.. “U mean 142th?”… “No, no 42th”… Estaba flipando, me estaba saliendo un carreron!!..y las sensaciones que tenia al Km 120 eran muy buenas. Bajo el segundo puerto cantando “ Let me go.. I dont wanna be your herooo.. I dont wanna be your Big Ben…” No se trataba del tiempo, sino de mantener la posición con uñas y dientes. Subo el tercer puerto imaginándome que si todo sale bien podría quedar en el top 50, algo inimaginable antes de la cursa. Km 130. Bajada rápida y peligrosa, no ha parado de llover y aprovecho para regalarle a mis pies un nuevo baño úrico.. Se acerca el run y he de tener los pies en las mejores condiciones. Km 133. Giro a la derecha y encaro el último puerto, Immingfjell. Puerto del 9km entre el 8-14% que recuerda muchísimo al puerto de Pahlieres del Pirineo francés, casi todo el tiempo con viento en contra. Las ultimas 3 rampas son muy duras pero una vez coronada solo quedaba bajar 30 km hasta la T2. Evidentemente nadie ataca y se mantienen las posiciones. Corono Immingfjell (km 145) entre los gritos de la gente ..”Heiiiija!...heiiija..heiiiiiiija!” último avituallamiento de Kiki, me mete un trozo de plátano en la boca y me deja geles… “Vas molt bé!!... “t´espero a la T2”. Diez Km de falso llano y toboganes que subes con viento a favor, rodeando un enorme lago glaciar… precioso!!... Km 152. Empieza una bajada muy peligrosa de casi 30 km hasta la T2 en Austbydge. Curvas muy cerradas, asfalto lleno de socavones, mucha gravilla que rodaba “rio abajo” por efecto de la incesante lluvia. Me estaba saliendo el correrón de mi vida y no pensaba estropearlo con un pinchazo o una caída. Durante la bajada me adelantan 4 (+8), que bajan como camicaces, uno de ellos sentado en la barra del cuadro a lo Chris Fromme, me da igual –ya los cogeré en el run- solo quería llegar lo antes posible a la T2, ya tenía ganas de testar el plato estrella del Norseman, la maratón.

Llego a la T2, 6h 34 min ( 1 hora menos de la que había estimado en caso de mal tiempo), allí me esperaba la omnipresente Kiki con la bolsa de run y la sillita. Me coge a Sam y me ayuda a quitarme la ropa. Mientas me cambio los calcetines veo que tengo los dedos blancos, aunque los puedo mover bien. T2 rápida (3:10). En el control del chip de salida de la T2 me muestran un letrero con mi posición: “45”.  Primeros Kms de adaptación a 5:00/ km, corremos por el costado izquierdo de la calzada, sin arcén y abierto al tráfico. Llovía y tenias que avisar a los coches que venían de frente de tu presencia con aspavientos. Km 2. 4:50/km y acabo de adelantar a uno con facilidad (44). Es como un cacería de Pokemon, los divisas a la distancia , te acercas y …zaaass!!. Mi objetivo era hacer los primeros 25 km planos –sin parar- en 2h-2h10 (ritmo 4:50) para asegurarme la posición. Me siento cómodo manteniendo el ritmo de 4:45. Km 4. Ya me espera Kiki (que había metido la bici y todo lo del bike en el coche), bebo cocacola y me meto un gel sin detenerme.  Km 8. Sigo rodando a 4:45 cómodo, cazo a 2 Pikachus que me habían adelantado al final del bike (42). Km 12. Me adelanta un noruego (Hans) que iba como una moto (43), me dice: “ It´s been the worse weather ever seen during the bike leg in Norseman”. Km 16. Me encontraba bien, se notaban las series interminables de run que me ponía Santi, podría haber corrido a 4:30/km, pero sabía que lo peor estaba por venir. Km 18. Kiki me espera en un puente, cola, gel y sigo , le digo por primera vez: “ La black T-shirt Ja és nostre”. Pero no podíamos cantar victoria hasta pasar el check point del Km 32,5. Aún quedaba mucho purgatorio por correr.  Ante el buen rollo reinante, Odín envía a sus valquirias en forma de bólidos imprudentes por la carretera, que hacen caso omiso a nuestras señales. Km 20 “Venga, venga…” solo quedan 5Km antes de que empiece la subida a la archiconocida “Zombi Hill” donde pensaba correr-caminar. Giro a la izquierda y me emociono al ver por primera vez el majestuoso Gaustatoppen, templo y altar de Odín, engalanado con grande ríos de lava blanca por sus laderas y coronado por una frondosa capa de nubes. Seguía a ritmo constante (4:50min/km). Km 22. Me alcanza un ingles de Manchester, como no, hablamos de futbol, le digo “ goa head..keep running” quiero estar concentrado en mantener mi ritmo (43). Km 24. Último Km del segmento plano y tenía una posición inmejorable.. “que ni en mis mejores sueños”, encima adelanto a uno (42). Km 25. Giro a la izquierda, donde me espera la enorme sonrisa de Kiki con los brazos abiertos “Moooolt bé”, prácticamente los teníamos a tocar!! 2h02min (Albert, lo he clavado!!). Este es el punto en el que Odín, coge el asfalto y lo levanta violentamente en espiral configurando una carretera en caracol con un desnivel del 10-12% conocida con el nombre de “Zombi Hill”. Inicialmente, camino un Km y corro 500 m, pero las lumbares me matan. No hay donde aparcar, así que Kiki sube 1 km y baja corriendo para acompañarme caminando-corriendo. El resto de equipos tenían un runner exclusivo que hacía de liebre. Caminar-correr solo Zombi Hill es durísimo. Tenía a un oponente con su runner a 150 metros delante de mí controlándome de reojo. Si yo corría, el corría. Si yo caminaba, él caminaba. Lo mejor era cuando KIki bajaba y compartíamos un momento de la subida abrazados, como paseando por St. Pol. Km 28 . Kiki conduce el coche a mi lado y pone “sing me to sleep..” mientras voy corriendo y señalando nuestro destino, Gaustatoppen. Km 29, muy difícil seguir corriendo, todos hemos dejado de correr, pero sigo mirando hacia atrás para ver si alguien venia a darme alcance…nada!..libre por la retaguardia!!. Km 30. Solo quedan 2,5 km para el check point. Veo bajar a Kiki corriendo, dando saltos, sonriente, cargando nuestras 2 mochilas para el trekking y asalto final a Gaustatoppen. Gracias a ella, la terrible subida de “Zombi Hill” se había convertido en una “Stairway to Heaven”. Ahora lo entendía, “the road is the target” y ella mi black t-shirt. Estaba en el top 50 del Norseman, todo un regalo, totalmente inesperado, lo habíamos conseguido los dos con humildad, ilusión y sacrificio. Daba igual un puesto más o menos, nuestro sueño estaba a punto de convertirse en realidad. Era el momento de disfrutar de los últimos 10 km de ascensión. Check point Km 32,5. 11h 10min de competición. Los 160 primeros que cruzan este punto ( en menos de 14h30min) se les permite subir a la cima. Un tio que debía de ser el Carmelengo de Odín, me recibe:  “Welcome to check point 32,5, you are in position 43 and the Mountain is open for you”. Noto como mi fortaleza emocional se va resquebrajando, me vuelve a temblar la mandíbula, pero esta vez es de emoción y las lágrimas van pidiendo paso por salir: la black t-shirt era nuestra. Los siguientes 5 km hasta la puerta de entrada a la montaña la pasamos riendo, haciendo fotos y videos, corriendo por momentos, aunque dejando que nos adelanten algunos sin que nos siente mal. Encuentro al ingles de Manchester cabreado porque su novia no había entrenado y lo esperaba en e Km 37,5. Si le cuento lo que ha hecho Kiki le da un infarto. Km 37,5. Puerta de entrada a Gaustatoppen. Me hacen un mini-examen médico express para ver si estas en condiciones de subir y hacen un check in the las mochilas. Nos dicen que hace mucho frio en la cima.  Abro la mítica vaya que te da acceso, pienso “ joder.. esto es muy grande” y se me vuelven a llenar los ojos de lagrimas. Los últimos 5 km son realmente complicados, no hay un camino claramente delimitado, solo seguimos las banderitas de Noruega y la T marcadas en las rocas, a medida que subes se va haciendo cada vez más escarpado y difícil. Hay zonas de verdadera dureza pero no paramos en ningún momento. A medida que nos acercamos a la cima se van escuchando los gritos de la gente que va llegando. Entre mis competidores directos hemos alcanzado un pacto telepático de caballeros, de no agresión. Faltan unos 500 metros para la cima, camino con cuidado de pisar bien, de no torcerme un tobillo, de no caer. Una emoción inmensa se va apoderando de mí hasta someterme totalmente. Faltan 200 metros, comienza un espiral de escalones de piedra, la antesala del Olimpo del Nxtri. Me parecía un sueño estar allí, hace 3 años que hice mi primer IM y ahora estaba a punto de acabar el décimo y con diferencia más duro de todos los que he hecho. 50 metros para alcanzar la gloria!!, miro a Kiki que me sonríe, lleva la estelada en la mano. Me sentía como un niño a punto de convertirse en superhéroe, me coloco la estelada como capa y vuelo los últimos peldaños entre los aplausos y vítores de la multitud. 13h19min, puesto 49 de la general. Llego con los brazos en alto y las manos abiertas “10” mientras miro como se trasluce entre la niebla la torre de Gustatoppen, pienso “ No es un sueño…es real!.. lo he conseguido” y caigo de rodillas. No puedo más, busco a Kiki entre la multitud, la abrazo y me pongo a llorar.

No sé en qué momento de este viaje dejé de ser yo para convertirme en lo que soy. El Norseman es mucho más que un triatlón extremo, es toda una aventura, un viaje introspectivo sin billete de vuelta asegurado, una autentica experiencia vital y un ejercicio psíquico de supervivencia. La black t-shirt no se lleva por fuera, quedará galvanizada como una gran N en lo más profundo de mi corazón, y allí se quedará para siempre.

 

Carlos

 

PD: Me llegan sonidos de gaitas celticas provenientes de los Highlands al oeste del lago Ness..

 

 

 

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Beyond the limits. Carlos Molina cmolina@vhebron.net